Encima podían llevar un manto llamado pallium que, colocado sobre la cabeza, significaba viudez. También, tras el contacto con tribus germánicas, empezaron a llevar pantalones (braccae), sobre todo en el ejército. Durante la Restauración, Carlos II introdujo un cambio radical al descartar el jubón y optar por el chaleco, una prenda que sería el origen del traje masculino; se abrochaba con botones en la parte central delantera y se llevaba con un abrigo hasta las rodillas.