La industria textil fue a inicios de la expansión islámica de gran relevancia, especialmente en sedas y brocados, así como tejidos con pasamanería (tiraz). Desarrollaron y perfeccionaron numerosas técnicas, como el damasco, el tiraz, el terciopelo y la muselina. Elaboraban vestidos, alfombras, tapices, telas estampadas y otros tejidos, con decoraciones generalmente geométricas, epigráficas, medallones con forma de media luna o motivos de origen vegetal o animal pero llevados casi a la abstracción.