Las reglas no especifican ninguna restricción en cuanto al color del calzado, por lo que -aunque a lo largo de la historia predominó el uso del negro o colores oscuros- varios fabricantes, como la empresa estadounidense Nike, lanzaron al mercado botas doradas, blancas, rojas, amarillas, verdes e incluso rosadas. Una de sus botas se había descosido, por lo que el jugador se quitó la restante y saltó al campo mientras el utilero la reparaba, marcando un gol.