En el Imperio jemer (Camboya), que tuvo su apogeo entre los siglos viii-xii, destacó la tipología del sampot, un tipo de vestido realizado en ikat de aspecto suntuoso. En el siglo XI, mientras que los campesinos seguían usando pantalones, los hombres de clases altas empezaron a usar calzas, ceñidas a las piernas con ligas, elaboradas en escarlata o grana, un tipo de lana fina de color rojo. Las cruzadas reactivaron el comercio con Oriente, de donde se introdujeron numerosos elementos de moda, que también se introdujeron a través de la Hispania andalusí; ello se denotó en complementos como los velos usados por las mujeres, que se desarrollaron en forma de toca o griñón.